Morgue Clandestina

sábado, 27 de noviembre de 2010

Abril Herrera: El orden del caos


Abril vino a Tijuana desde Cuernavaca, Morelos, renunció a la maestría en el I. Mora porque le interesaba más El COLEF, estudió Ciencias Políticas en la UNAM y aquí expresa sus inquietudes:


BITACORA DE UN ANIMAL POLÍTICO

LUNES 15 DE NOVIEMBRE, 2010/ 5:00PM

Los vientos de Santana van y vienen. Algunos días muy cálidos interrumpen la humedad del otoño y nos recuerdan que ya muy pronto el clima se tornará frío, muy frío. Las cosas en el Colef no cambian, perecen tan constantes que asfixian hasta al más animoso.

Me pongo a pensar en cuántos de nosotros no hemos detestado a la sarta de secretarias “burócratas” que en la ventanilla de trámites nos indican, con cara de indiferencia, que nuestra solicitud no puede ser procesada porque omitimos una copia de tal o cual documento….Lo cierto es que la mayoría de mexicanos hemos enfrentado a lo largo de nuestra vida cientos, si no miles de procesos “inútiles” que más que facilitarnos la vida parecerían estar hecho para arruinarnos la existencia. Pero qué ocurriría si este ordenamiento “mediocre” no existiera ¿? Después de 97 días viviendo la vida del Colegio de la Frontera Norte (Colef) lo sé.

Cuando elaboré mi solicitud a tan “distinguida” institución observé que se caracterizaba por contar con una eficiencia terminal del 100%; no fue sorpresa para mí leer que todos sus programas de posgrado pertenecían al Programa Nacional de Posgrados de Calidad (PNPC) pues es sabido que el Colef pertenece a los centros de investigación del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) y que por tanto pese a las grandes exigencias hacía los alumnos (como dedicación de tiempo completo) los mismos gozaban de grandes ventajas (como espacios independientes de trabajo, sala de uso común, áreas deportivas, credenciales para tener acceso a las vastas colecciones de la biblioteca de la UCSD, becas económicas y prestación de servicios médicos para los estudiantes y sus dependientes económicos).

Pero uno no debe de creer todo lo que publicitan las web pages de las instituciones. A veces puede ocurrir que la información no está actualizada. Incluso, en el peor de los casos, aparecen programas de tan de reciente creación que no cuentan con la aceptación en el PNPC y los estudiantes terminan yéndose con la finta de estar ingresando a un programa “de calidad”, sin que sea el caso. Esto último me sucedió a mí y a otros 21 “ingenuos” quienes ahora y por el próximo año y medio lidiaremos con un “caos” organizacional que impera en la tierra de nadie, en la periferia reconocida ya por algunos como Colefland (como referencia a la tierra de los sueños en la que todo es posible).

LUNES 22 DE NOVIEMBRE, 2010/ 10:00PM

Hoy es un día nublado y frío en el Colef, sin embargo después de un lapsus de apertura metodológica en la clase de Antropología Social y Cultural, pareciese que otro mundo se me devela en donde la etnografía, como método de estudio, no me es tan ajena e incluso me invita a pensarme con ”botitas amarillas” practicando la antropología urbana.

El encanto que esconde la etnografía reside en presentarse como un análisis de tan complejas vertientes que me emociona pensar en aprehenderla como método con mis sujetos de estudio, los cuales en su referente físico, pudiesen ingresar variables interesantes al análisis de los no-lugares.

Pero los no-lugares ¿son lugares? ¿Cómo debo repensar las identidades? ¿o es que se trata de identificaciones? Acotar el espacio (si es que existe) y delimitar, delimitar para problematizar. Es emocionante la investigación. Eso me recuerda por que decidí dejar mi trabajo bien pagado y mi vida cómoda en la ciudad: porque en la frontera hay más cosas de las que los ojos ven. Hoy ha sido un día de esos buenos. Tengo ánimos renovados y comienzo a creer que hay una razón para que esté aquí. Creo que por fin derribo mi frontera mental, no lo sé de cierto, lo supongo.

VIERNES 26 DE NOVIEMBRE, 2010/ 10:00PM

Hasta el día de ayer todo era bello. Mientras observaba el mar y el atardecer desde la ventana de la pequeñita biblioteca del desolador Colef, me alegraba de haber tomado la decisión de dejarme hibridar (en el sentido de mezclarme culturalmente, como diría Canclini) Parecía un día de esos buenos, con mucho sol y un frío del demonio, pero repito con ¡MUCHO SOL!

En aras de hacer mi estancia de maestría cómoda, placentera y hasta con sentido me había dado a la tarea de hacer una maestría "culturosa" EN SERIO. En serio en el sentido de ponerme a leer “críticamente”, sacar mapas mentales de los textos y no sólo maquilar controles de lectura como ese requisito TONTO que formaba parte de la agenda del desempeño del "buen" estudiante, del cual parecía formar parte ejemplar. Al cabo de una semana de hacer está práctica, los resultados son positivos. Entiendo mejor la utilidad de los mismos y logro ligarlos entre sí con mayor facilidad. Tengo una “cita”, tal vez una de las más importantes antes de que termine el año: platicaré sobre la aplicación del método etnográfico en mi proyecto de investigación. Claro que me causa emoción. A fin de cuentas pretendo dedicarme a hacer investigación y aprender nuevos métodos puede hacer que esto de la maestría valga la pena.

Después de checar algunas instituciones en Argentina, Chile, Inglaterra y Alemania que dan Estudios Culturales fui capaz de explicarme eso que la Dra. Marlene Solís no parece tener tan claro: la genealogía de los estudios culturales y sus posibles rumbos de desarrollo....Es algo bastante interesante. Aunque me pregunto si no es que el Colef ha dejado a la deriva el programa “culturoso”.

Cuando leo que en Argentina tienen seminarios con Ulrich Beck, Ernesto Laclau o Alain Badiou y yo con mucho trabajo tengo clase con mis profesores que son todo menos vacas sagradas, me entran esas dudas insanas….

¿Estaré en el lugar indicado?

Las dudas se acrecientan tras los hechos ocurridos entre las 7pm de ayer y las 5pm del día de hoy.

Hoy el sol brilló. El viento soplaba con normalidad, pero la temperatura era cálida. Yo me sentía mal. Aún no sé la causa directa pero puede deberse a alguno(s) de los eventos narrados a continuación:

· Si cuando cuestionas a tu coordinador por la falta de apoyo ante un choque en el que estuvieron involucrados cuatro compañeros de la misma maestría(a cargo de él) te responde cosas como: "no pudimos hacer mucho pues ya fue en una horario muy tarde" o "¿pero el seguro del auto les va a responder, no?".

O todo lo que involucró ese peculiar "choque culturoso"....

Debo empezar haciendo la advertencia: ir a la inauguración de un museo, cualquiera que este sea y más aún si se trata del museo de Historia de Tijuana puede ser MUY RIESGOSO. Casi más que ir al Turis o a algún bar de la calle sexta…..

El museo, como crítica al margen, presenta una muestra de laminitas que en un espacio muy reducido te cuentan la "historia" de Tijuana. El lugar, no obstante, es agradable.

Después de recorrer (rápida, muy rápidamente el museo) hubo un brindis que con Padre Quino ahuyentó a todos los asistentes. Los culturosos, procedimos a retirarnos del lugar, asumiendo que teníamos tarea de Laura Velasco (la cual, hasta suele enviar a horas bastante inconvenientes). En esas íbamos cuando el copiloto, recordó que la Morgue (que iba conduciendo) había soñado ¡¡¡¡QUE CHOCABA!!!! por lo que después de contarnos el sueño procedió a ponerse el cinturón y a decirnos que tuviéramos cuidado por si se hacía realidad. No pasaron más de dos minutos cuando en la Av. de los Héroes -justo en el cruce que hay para ir a San Isidro o agarrar para Playas- un colectivo se pasó un alto y nos impacto por la izquierda.

Morgue llevó el peor golpe, yo me encontraba a su espalda. Sentí el jalón recorrer el cuello e impactar las mochilas y las laptops en las piernas. Los cuatro que viajábamos en el auto estábamos en shock. Sólo así podría explicar que cuando nos preguntaron si estábamos bien, respondimos casi en coro a los policías de tránsito: SÍ.

Después de la faena de esperar una grúa, sacar un gato(felino) de abajo del auto y que nos llevaran a la delegación, los cuatro pobres culturosos tiritábamos de frío. No sabíamos dónde estábamos y después de un rato los estragos del choque empezaban a hacerse evidentes con dolores frugales en las extremidades. Un msg para saber el teléfono de alguien a quien contactar en el Colef: Nora Bringas, coordinadora de docencia.

Sin respuesta aparente. Irene la asistente de nuestra maestría dijo rápidamente, cuando le marcamos, que se cortaba la señal: COLGÓ. Hora y media después marcó nuevamente diciendo que no había podido localizar a nadie. Estábamos solos, en la liminaridad. Lo habíamos dejado todo por entrar a un posgrado “de calidad” y ahora tiritábamos de frío en la delegación después de un choque en el que habíamos sido los afectados y nadie del Colef nos acompañaba. Repito estábamos solos. Sentí angustia.

La escena que siguió después de que el ajustador llegó e hizo arreglos con el otro ajustador nos llevó a salir de la delegación zona norte a las 11:30pm. No sabíamos dónde rayos estábamos, pero eso no fue tan escalofriante comparado con caminar cargados de mochilas, laps, etc. durante los siguientes quince minutos. Íbamos sin rumbo, entre calles vacías. Salvo aquellas zonas donde de vez en vez nos topábamos con algún malandro tirado por la banqueta o alguna prostituta esperando cliente.

Unos tacos para tratar de aplacar la gastritis. Después de ahí, conseguimos un taxi. Fuimos al centro médico. Otra hora y tanto más tarde, tres de nosotros salíamos con lesiones por los golpes en la espalda y cuello. Nos regresamos a Playas a eso de la 1:30 am, a mi me botaron en la Comer y de ahí a caminar por las calles solitarias, con collarín, mi extensión de mi: mi lap, dolor de cuerpo y mucha, mucha nostalgia....

No han sido mis mejores días en Tijuana. La idea de que el Colef nos mintió no abandona mi cabeza.


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