Morgue Clandestina

miércoles, 12 de diciembre de 2012

La Isla





Recorro de orilla a orilla la isla de las emociones. Atravesé la isla por el camino de la Ilusión, unos pasos más adelante llegué a la Decepción. Siempre pienso que evitaré llegar hasta ahí. Nunca ha funcionado. Partí de la región de El Olvido hasta llegar al otro lado: El Recuerdo. Allá, donde me hospedé varias noches en el penthouse de El Sueño; bajé al bar El Deseo; salí cada noche a caminar por la Ilusión y pensé que podía llegar hasta Real. Aún no conforme, entré al salón Decirlo y, sin esperarlo, llegué a la mesa de Oír. Ahí estabas tú, dijiste que querías llegar hasta Real conmigo. No saliste de Decirlo… En un instante tuve que emprender camino a El Olvido, no sin antes regresar a El Deseo a revertir todo: no haberte soñado, deseado, buscado, encontrado otra vez en mi vida de una forma diferente, qué clase de karma es éste, para qué tener que enterrarte por segunda vez… Ese mal hábito mío de cruzar la frontera, de llegar a El Recuerdo para no olvidar qué se siente estar viva. Me equivoco: pienso que atravesar por la Ilusión me hará sentir la vida; es hasta que llego a La Decepción cuando logro sentirla. Camino por las orillas de la tristeza hasta que llego al muelle de El Recuerdo, en poco tiempo regresaré a El Olvido. 

MC 


domingo, 25 de noviembre de 2012

Agua y Aceite



Todavía no entiende cómo pasó. Un detalle se encadenó con otro ininterrumpidamente. Desde el principio supo que no sería fácil, aunque tampoco imaginó hasta dónde podría llegar con Aceite, su amiga de la infancia. Recordó la rivalidad que siempre existió, implícita, silenciosa, amenazante, un tanto destructiva. Luego pensó en sí misma y decidió hacerlo. ¿Cuál es el momento idóneo para perdonar, para olvidar, para comenzar por segunda vez? ¿Cuáles son las circunstancias que nos llevan a tomar una decisión e ignorar las otras miles? Lo cierto es que se trataba de una oportunidad inimaginable, pero interesante. Agua comenzó a aprender de Aceite. Al principio permaneció callada, escuchándola y observándola, pensando. Poco a poco cambió. Nadie debería callarse lo que en realidad piensa, ¿en qué momento los seres deciden volverse diplomáticos o un poco hipócritas?, ¿qué intereses median la verdad de sus sentimientos? Para Agua no era fácil mantener políticamente correctos aquellos sentimientos negativos hacia Aceite, el deseo de corregirle ese hábito de mostrarse superior a los demás; controlar el impulso de callarla, abofetearla y ahorcarla. No era Aceite, sino una Soga atada al cuello, una Serpiente apretando cada día más. Su ego exaltado, su delirio de superioridad, sus traumas de la infancia, su ausencia de afecto, su inexistente ubicación en la realidad colmaban día a día la consciencia de Agua. Agua seguía al lado de Aceite, comprendiéndola, analizándola, manteniendo la calma y dándole lo mejor que podía. Un día Aceite se descontroló, rebasó los límites de Agua. Aceite decidió ejercer su poder sobre Agua. Decidió tratarla como trataba a todo el mundo, pero el poder de Aceite era  una proyección de sus carencias y frustraciones, era un poder ficticio, resultado de la ausencia de inteligencia, una expresión de todo lo que Agua representaba para Aceite, de todo lo que Aceite no era. Aceite intentó apoderarse de Agua, pero Agua conocía muy bien sus propios límites y alcances. Agua conocía su propio poder y sabía ejercerlo, y así lo hizo. Agua podía debilitar a Aceite con muy poco esfuerzo. Agua sentía que caía a un pozo sin fondo al lado de Aceite. Aceite no tenía límites, su ausencia era demasiado profunda para satisfacerse con una amistad sincera y desinteresada. Agua continúa fluyendo y Aceite sigue intentando fluir por sí misma y sobre los demás... 


martes, 11 de septiembre de 2012

Amiga




"Ese tierno, inocente y tan formal beso tuvo que ser solo una muestra de un sentimiento de cariño, escondido, nunca antes expresado, externado, objetivado". Ella quería pensar que sólo fue una muestra de amistad, pero algo más la dejaba pensando durante la noche. "Por qué esa noche?, por qué el ultimo día en que se verían o por tiempo indefinido?, por qué?" Amaneció con una sonrisa, recordando aquello, pensando una y otra vez en ese momento, y aunque acumulaba una intensa nostalgia por partir de regreso a su lugar de origen no dejaba de preguntárselo y sonreír pensando en que había un deseo oculto desde hacía algún tiempo y que por las circunstancias de la realidad, que son las que suelen delimitarnos o dejamos que nos delimiten, no podía haber sido diferente antes... Pensó que por alguna rara razón él había decidido hasta ese momento expresar algo muy delicadamente y extremadamente pensado, controlado, que no invadiera la amistad y quién sabe si significaba algo más profundo, aun así ella logró percibir esa sutil señal de aprecio y cariño distinto, muy distinto a cualquier muestra anterior, tal vez él sintió algo después de que ella intentó tanto tiempo ganarse su respeto, su amistad, por alguna razón a ella siempre le interesó que la viera como una amiga, ella piensa que siempre se lo demostró, que siempre se mantuvo coherente y cuando sintió que no coincidía con sus opiniones se reservó hasta tener una nueva oportunidad de hablar con sus actos, como siempre lo había hecho no sólo con él sino con casi todas las personas. Ella sintió ese beso de terciopelo, con la temperatura y la humedad perfecta, con la textura ideal, casi perfecto, casi porque se plantó lejos del objetivo, casi porque no se acercó totalmente a su boca y no se quedó el tiempo suficiente para que ella reaccionara, se posó a un lado de su boca, demasiado rápido para maniobrar, se alejó casi inmediatamente, si se hubiera quedado cerca otro segundo, esperando una respuesta... tal vez él no quería una respuesta. Se sonrieron, un gesto en la mirada, una mezcla de dulzura y nervios, incertidumbre, luego cada uno tomó su camino. A veces a ella le gusta considerarse cada vez más experta en romper fronteras, en atravesar muros supuestamente bien construidos, es hábil para encontrar fallas en los sistemas, desde que lo escuchó por primera vez, y luego una y otra vez, decir que sólo se relacionaba superficialmente con la gente para llevarse bien con todos, parece que desde ese instante se convirtió en su objetivo, creo que quería demostrarle que hay que diferenciar a las personas, diferenciarla a ella tal vez, y tal vez dejarle claro que su sistema no era tan perfecto como quería presentárselo al resto, quién sabe, ahora ella sólo tiene dudas pero de esas que causan sonrisas, porque sabe que no podía ser diferente, aunque eso no le impide pensar en que de haberlo sabido, de habérselo demostrado antes, ella hubiera buscado algo más, no puede evitar imaginarse haber sentido un motivo para quedarse o para volver, y no podrá evitar sentirse tonta por haberse sentido tan sola en esa ciudad, por haberse sentido sin importancia para alguien más en esa tierra tan ajena... "Amiga, hay que ver cómo es el amor". Eso tampoco le impide pensar en las vueltas de la vida, ella se va con tristeza y con alegría por saber, al final, que había alguien ahí, que hubo alguien aunque lo haya sabido el ultimo día y ella odia lo que se deja para el final, para el último día, pero entiende (o se inventa) que el fin es un principio de otra cosa. "Gastando la piel en recordar. Perdón, no la quisiera lastimar, tal vez lo que usted cuenta sea verdad. Lamento contrariar pero yo no la recuerdo, no la recuerdo, no la recuerdo". No sabemos por qué le cuesta tanto trabajo creer que nunca está ni estará sola. Tampoco sabemos por qué le gusta gastarse el tiempo llevando sus interpretaciones lejos y a ningún lado.




lunes, 16 de julio de 2012

El eterno retorno




Fue una larga noche. Lo vi en sus ojos. Se lo advertí, le dije que había tenido una visión, le expliqué que sabía con mucha seguridad que algo estaba mal y que algo iba a suceder. No me creyó o simplemente dejó que pasara lo que debía pasar. Ignoró lo que sentí y lo que le expliqué que podía pasar si no me decía lo que ocultaba. Si era él, era mejor que lo dijera antes de que sucediera. Igual que en tantas ocasiones, me ignoró y continuó. Bajo advertencia no hay engaño, dicen. No sé por cuánto tiempo dormí, pero no es importante, pasó a la siguiente noche.


Me observaba desde la puerta que había dejado abierta después de discutir con él y haber salido. Necesitaba aire, oxígeno, sentir que respiraba algo que no fuera esa sensación de lo que se acercaba. Pero él había vuelto y se había quedado ahí, observándome, en silencio. El teléfono no funcionaba esa noche. Un ruido minucioso e intencional para que me diera cuenta de que él había regresado y me estaba escuchando y observando desencadenó todo. Lo miré. Sentí un frío interior enorme. No entendía. ¿Qué haces ahí? Sonrió de manera cínica y se quedó aún observando. Luego avanzó hacia mí... todo sucedía lento, mi aliento se aceleraba con él a mis espaldas vigilándome. Le pedí que se fuera, le pedí que me explicara, le pedí que me dijera qué quería. Luego noté que no podía mirarme a los ojos, tenía la mirada perdida, cristalizada, tenía esa expresión que ya había visto una vez y aún no entendía. Sentí la necesidad de salir del departamento, preparada para todo. No me contestaba, sólo percibía su presencia amenazante. Sus movimientos se volvieron extraños, repetitivos. Me mostré relajada ante él, tomé una cartera, mi celular y mis llaves y me levanté de mi lugar de trabajo, frente a la computadora. Lentamente, como esa presa que intenta huir del depredador, fingiendo que no temía nada... me acerqué a la puerta para salir... Sentí cómo tomó mi brazo con fuerza y me dijo ¿a dónde vas?, no sobra decir que no era la primera vez que lo hacía. Instantáneamente lo miré a los ojos sin soltar la perilla de la puerta que él había cerrado... solamente con la mirada le hice saber que sería peor si no me dejaba salir... me soltó y bajé las escaleras, corrí, atravesé la calle y seguí corriendo buscando ayuda...


A unos cuantos metros, unos chicos afuera de un depósito de cerveza me miraron corriendo y al pasar me preguntaron si necesitaba ayuda, en seguida les dije que necesitaba una patrulla y lo que había pasado en unas cuantas palabras... no necesité dar más explicaciones, ellos sin dudar llamaron a la delegación y no tardó más de un minuto en pasar cerca una camioneta con un hombre y una mujer policía, se detuvieron, me preguntaron qué necesitaba y qué había pasado, expliqué no sé cómo todo lo que pude en menos de un minuto y les pedí que lo detuvieran


Entramos al departamento... yo esperé afuera, en el pasillo, solamente escuché cómo lo detuvo el policía y al resistirse se calló una silla... los oí discutir, le decían que se tranquilizara y saliera... traté de ocultarme en el pasillo cuando bajaban con él, pero él aún podía sentirme y volteó, me vio y me pidió con esa voz suave que usaba conmigo que lo soltaran, no pude dejar de ver sus muñecas esposadas y a los policías llevarlo hacia la calle... esperé un momento y luego salí, la mujer policía lo registraba, la ropa, las bolsas... sacó dos objetos y me los mostró: un papel y una pipa rota, cristal del más corriente que le había producido una reacción horrible en la boca desde hacía dos días... eso y toda la serie de eventualidades ilógicas tuvo sentido en ese par de segundos


Me preguntaron qué quería que hicieran con él. Vaya, qué sensación del poder cuando cambia de dueño momentáneamente. Les pedí que lo encerraran todo el tiempo que pudieran, firmé una hoja y aunque él seguía gritándome desde arriba de la patrulla que me amaba, yo solamente me escuchaba a mí recordándoles a los policías que lo encerraran el mayor tiempo posible y agradecerles lo que habían hecho por mí...


Regresé al departamento, recogí la silla, fui hacia mi escritorio y busqué en el chat al único amigo que tenía en Tijuana... Fuimos a la delegación a preguntar si estaba ahí y qué pasaría con él... confirmaron que estaba encerrado y que luego lo trasladarían a la prisión... me advirtieron que saldría en unos tres días... Así fue, era una noche de jueves, no dormí más de una hora y fue la hora más eterna de pesadillas, me levanté y me fui a la escuela ese viernes... Para el mediodía del domingo estaba afuera de la cárcel... 


Fue la primera vez que lo vi sentir miedo, la cárcel era su única debilidad y por ese minuto valió la pena la experiencia. Insistió casi un año en su inocencia y en mis alucinaciones, confusiones y percepciones equivocadas sobre lo que había sucedido. Hasta hoy no se nada más de él y espero no saberlo.





Tijuana, octubre de 2010 



viernes, 8 de junio de 2012

Abismo




Cuando me dí cuenda ya habíamos escalado hasta la cima de la montaña tomados de la mano. Y de pronto, mientras mirábamos el viento mover las nubes de sueños en el abismo, me arrojaste hacia el fondo




No pude ver nada, solamente a ti de pie en la cima, mientras yo continuaba cayendo. Sólo sentí atravesar esa masa espesa de proyecciones al futuro hasta llegar al pasado. De nuevo, sentí por fin tocar el suelo y sobre éste saborear la tierra




Me sacudí el polvo y una que otra hebra de sueño que quedó enredado a mi cuerpo durante la caída, qué golpe, qué sabor a tierra



viernes, 17 de febrero de 2012

Atrapados en los sueños


Aquella noche en mi recámara comencé a soñar. Iba en un camión común, un transporte colectivo que podía llevarme de cualquier punto hasta cualquier otro punto. El trayecto era luminoso, las ventanas perfectamente limpias dejaban ver claramente el paisaje. Un árbol, casas, una plaza, un semáforo, un árbol, casas, una plaza, un semáforo. Pero después de un largo rato, mientras me recostaba en el asiento, alcanzaba a ver todavía cómo el paisaje se repetía una, dos, tres, infinidad de veces. Fue lo que me hizo pensar que estaba soñando. Un detalle ilógico me hizo pensar, aún dormida, que estaba en un sueño. ¿Y ahora qué? ¡Despierta! Nada. El paisaje continuaba repitiéndose infinitamente y el camión avanzaba sin detenerse. ¡Hey, despierta! El hecho no era haberme dado cuenta de que me encontraba en un sueño profundo, sino que nada cambiaba, no podía controlarlo y por más que golpeaba contra las paredes del sueño no podía despertarme. ¿Me iba a quedar dormida por siempre? ¿Me quedaría en ese sueño reproduciéndose al infinito? Creo que acabé resignándome. Abrí los ojos. Vi mi cuarto. Aún sigo pensando que nunca despierto de mis sueños, que sólo sé que se trata de uno de ellos. ¿Y no es así? ¿Acaso los humanos no viven y sufren sus propios sueños cumplidos?


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