Morgue Clandestina

domingo, 24 de octubre de 2010

Infiltrada







somos una maquila de conocimiento, reproducimos la ideología sin darnos cuenta

nos construyen para construir

la institución se codea con el poder, lo abraza, le sonríe, lo invita a pasar

somos máquinas, instrumentos, nos utilizan para enjendrar sus esquemas

no sé siquiera si lo decidí, no sé si elegí, no sé si existe la elección

la máquina hace a mi espiritu desprenderse de mi cuerpo

nos forman, nos entrenan, nos adaptan, nos moldean, nos transforman

y sigo aquí, por alguna razón, soporto por algo que llevo dentro, algo que no conozco y quiero saber qué es

en dónde estoy? cómo llegué aquí? para qué?

hay poco tiempo para pensar en eso, el tiempo es veloz

me hago preguntas, cuestiono a los otros, observo, escucho, mis sentidos explotan

ni siquiera soy capaz de describir a detalle todo lo que he visto

la memoria se acorta

la institución nos mintió, la institución tiene un proyecto, la instiución nos silencia poco a poco

puedo sentir cómo cambia mi mente, puedo sentir cómo comienzo a olvidar, puedo sentir cómo me transforman, puedo verlo claro, y no puedo evitarlo

puedo ver cómo me entrenan, permanezco despierta mientras me practican cirujía, anesteciada y consciente, mi cuerpo inmóvil, mi mente procesando acelerada

una maquinaria precisa, un engranaje en óptimo funcionamiento

nos someten, es el proceso

cuándo veremos lo que hay afuera? cuándo nos darán nuestro pase de salida? y después qué?

voy a la frontera a recordar, a recuperar mi memoria, a no perder de vista a qué vine

me acerco a la frontera, a los que la viven y la experimentan, no quiero olvidarme de mí misma

dónde estaba antes de llegar aquí?
dónde estaré después de aquí?
quién estará detrás del próximo sitio?





martes, 19 de octubre de 2010

I will survive



Dicen que una imagen habla más que mil palabras o, en este caso, que miles de letras.

Al principio y durante unas semanas esto fue completamente cierto. No tenía letras para describir Tijuana. Era más fácil tomar fotografías y luego verlas por largo rato, repetidamente. Era la etapa del shock, el primer encuentro frente al otro, estaba recopilando información, mi cerebro no podía descifrar los símbolos, buscaba en la profundidad de la morgue clandestina alguna información relacionada, referentes, conceptos, pero no había nada que pudiera darle sentido verbal o escrito a lo que veía, oía, probaba, sentía, en síntesis, lo que experimentaba. Pero la segunda etapa comenzó hace unos días, me sentía intoxicada, mi sistema no avanzaba, tenía que vomitar lo acumulado, lo que ya excedía a mis sentidos. comencé a escribir y ahora... ahora ya no puedo detenerme. Soy un cúmulo de información que puedo decodificar y expresar a otros. Es la etapa de la digestión. Con todo lo que ha sucedido desde el 08 de agosto de este año es imposible recapitular muchos detalles, pero ahora recuperé mi capacidad expresiva más valiosa, la que escribe para los que leen o les leen a otros. He atravesado por todos los estados anímicos que pueden existir, aquí, en la fronteriza Tijuana, ya se guardó en esta memoria.

Si es cierto eso de que lo que no te mata te hace más fuerte, yo ya casi soy inmortal y no es presunción, pero por las dudas cuando muera quiero que escriban en mi tumba: "Me reí de la humanidad". Este parabrisas portátil que, más allá de funcionar como prótesis, traigo integrado en mi sistema cognitivo me ha dejado burlarme hasta el cansancio de todas mis frustraciones, sin excepción.

Dice la psicóloga del grupo que entramos a los Estudios Culturales porque todos somos fronterizos... psicológicamente. Y pienso que tiene razón. La composición de mi grupo parece un experimento: Abril es egresada de Ciencias Políticas de la UNAM, originaria de Cuernavaca, Morelos, le interesa el tema del activismo virtual. Adolfo es sociólogo de la UNAM-I, investiga la población transfronteriza de El Paso, y viene de mero Iztapalapa. Aurelio esudió Letras Inglesas en la UNAM y también viene del DF; es el que nos traduce muchos textos que nos dan a leer en inglés. Alejandro es de Tijuana, estudia identidades virtuales, es egresado de Comunicación de la UABC. Mar viene del mar, de Veracruz, bueno de Jalapa de la UV, es Antropóloga Lingüística, estudia el son jarocho tradicional y moderno, su tutor es el Dr. Olmos, Antropólogo de la ENAH. Cristina es Antropóloga Arqueóloga de Zacatecas, va a investigar el culto al santo Niño de Atocha en su pueblo de origen. Daniela es Comunicóloga de la UABC, es de Tijuana, quiere investigar la identidad de los jóvenes de la calle en Tijuana. Diana viene de Colombia, habla muchos idiomas y va a investigar mujeres raperas en la frontera, como una propuesta alternativa de vida en respuesta a la situación de precariedad en que viven. Erika estudia la religión en las comunidades de la frontera, es de Tijuana y su tutora es la Dra. Odgers, sin comentarios. Erika Nayely viene de la UV de Jalapa, Veracruz pero nació en Coatzacoalcos, es Psicóloga, su tutor es el Dr. Escala Rabadán y va a analizar los procesos de aculturación en los migrantes. Ehrhardt es tijuanense y vivió unos años en San Diego, es egresado de Comunicaciones de la UABC y estudiará algo relacionado con la identidad de los jóvenes en el contexto académico. Geovanni es una mezcla exótica: nació en Los Ángeles, de padres mexicanos, por lo que se considera mexicano, tijuanense en especial, estudió Historia en la UNAM, vivió en el DF siete años y ahora investiga cuestiones culturales en los mercados sobre ruedas de Tijuana, en especial los puestos de chacharas. Juan Antonio nació en Tijuana, estudió algo llamado Estudios de la Cultura en el Claustro de Sor Juana en el DF y ahora investigará la cultura del reciclaje en Tijuana, se refiere a todo lo que desechan en EU que es comprado o traido a México para reutilizarlo, su tutor es ni más ni menos que el Dr. José Manuel Valenzuela. Juan Alberto también es de Tijuana, de Comunicación de la UABC, y su tema es la imagen de Tijuana en el cine, mediante el cine mismo, su tutor es el Dr. Camilo Contreras. Juan Pablo es de Tijuana pero su pasado inmediato es Puebla, estudió Filosofía y le interesa la identidad gastronómica en las comunidades de poblanos en Tijuana. Josué es Historiador por la UABC, tijuanense, su tema es el análisis del discurso de la leyenda negra de Tijuana, trabaja en el archivo del Centro Cultural Tijuana. Marisol viene de Acapulco, Guerrero, investiga los feminicidios en Guerrero y Ciudad Juárez, es egresada de Ciencias Políticas de la Universidad de Chilpancingo. Matilde es Antropóloga Física de la ENAH, nació en el DF pero desde niña vivió en León, Guanajuato, ella investigará la transformación del cuerpo de los transexuales y su identidad. María Eugenia o Marou es Socióloga rural de la Universidad de Oaxaca, nació en Chiapas, investigará la migración indígena de Oaxaca y las redes migratorias de las comunidades y cómo reproducen su cultura. Neele o Nely pa más fácil viene de Alemania por una estancia de seis meses, estudió Literatura, aunque desconozco exactamente qué es lo que investiga, pero habla perfectamente bien el español y ha hecho una mancuerna profunda con Diana, quien viene de Colombia, son las que vienen de otros países o como les apodaron, son: "la legión extranjera". Oscar (o Guillermo del Toro, así se llama) es Abogado, viene de Colima, le interesa investigar el terreno de los derechos humanos de los migrantes ilegales. Sergio es fotógrafo, originario de Ensenada, Comunicólogo, estudiará el abstencionismo político en los jóvenes tijuanenses. Y por si fuera poco: Yo.

He de decir que este día sucedieron dos eventos muy significativos:
Uno, en la clase de Teorías sobre Espacio y Fronteras Diana compartió su experiencia con respecto a las fronteras colombianas frente a Venezuela y Ecuador, fue muy ilustrativo. Y Neele habló sobre la caída del Muro de Berlín en Alemania y de cómo funcionaba esa frontera. Ambas participaciones fueron muy enriquecedoras .

Dos, trabajé con mi equipo de cabecera y fue bastante interesante la experiencia: Abril, Marou, Erika y Oscar. Es complejo describirles cómo se organizan una politóloga, una socióloga, una psicóloga, un abogado y una historiadora. Lo que sí puedo distinguir es que ha sido con gusto, no por requisito.



Llueve en Tijuana

















Hoy llovió en el desierto, hoy llovió en el océano, y aún así no enverdece, sólo crecen las olas. Me siento tan extraña en este lugar, aún en medio proceso de adaptación, apropiándome del espacio muy sigilosamente. En la sala-comedor del Colegio casi nunca hay alumnos, es un espacio silencioso muy reconfortante, los sillones son muy cómodos: hay tres de color naranja?, no estoy segura, creo que se llama terracota- para dos personas, lo suficientemente anchos, y cuatro individuales de color café en forma de semicírculo, repartidos en dos secciones con una mesa de centro cada una, en una mesa de centro, la que está en la entrada principal, reposa un juego de ajedrez (pff). Tenemos refri, cafetera, micro, alacena, fregadero y un comedor rectangular de seis sillas color caoba y beige. Hoy quería enviar un mensaje desde mi celular pero no alcanzaba la señal, primero abrí una ventana pequeña ubicada al interior de la sala en la parte superior, pero fue insuficiente; traté de abrir una puerta y estaba cerrada, intenté abrir otra y también cerrada. Desistí.

Platiqué con un señor del servicio de intendencia al que saludo regularmente, mi apego a los trabajadores es inevitabley siempre quiero saber de dónde son, dónde viven, por qué están aquí y qué sienten. Me contó que viene desde Guatemala, que intentó cruzar hacia EU hace 8 años aproximadamente y que no pudo, así que se quedó a vivir en Tijuana, trabaja aquí en El COLEF. Luego llegó otro señor que parece que es su jefe -y si no lo es se comportó con cierta autoridad en tono déspota- y tuvo que irse, recogieron la cafetera para llevarla a donde la necesitaban.

Intenté retomar la señal del celular abriendo otra ventana, una de las grandes que están sobre el pasillo, estaba trabada, pensé que si quitaba el seguro podría abrirse, pero sólo salieron un par de bichos bastante extraños que me sacaron un susto, señal de que nadie abre esas ventanas. Jalé pero no logré abrirla más de un milímetro. Fui a la siguiente ventana grande a probar suerte. Esa sí se abrió, pero ninguna señal llegó a mi celular, no pude enviar el mensaje. Y aquí el módem de mi laptop tampoco reconoce el internet de la red del colegio, qué pasa con las telecomunicaciones? Qué querría mi roomie? Estaba en asesoría con el Dr. Contreras cuando intentó localizarme. Pensarán que cuánta preocupación, pero lo importante no es el mensaje de celular, sino que no pude establecer comunicación con el exterior desde aquí por más esfuerzos que hice, debía salir del piso o del edificio para poder comunicarme, resultaba más fácil ir personalmente a uno de los salones del piso de arriba donde el mentado roomiante tenía clase de inglés.

Esto cada día se parece más a una fortaleza, paradójicamente desde esta institución elaboraré un discurso donde se le dé voz a la historia no oficial. Desde este espacio en medio de la carretera, rodeado por desierto y agua, lejos de cualquier poblado: Playas de Tijuana, Tijuana, San Antonio del Mar o Rosarito, desde aquí pretendo romper la censura, defender el discurso legítimo del migrante ilegal o, mínimamente, el intento de dejar un registro sólido sobre lo que no se dice, sobre lo que otros no ven o no quieren ver.

No he ido a conectarme al internet a la cafetería, uno de los dos lugares donde mi módem sí acepta la red (el otro es la biblioteca), no he salido del edificio de Docencia (así se llama donde están las aulas de los alumnos) porque comenzó a llover desde las 10am más o menos, pero para contarles esto tendré que moverme forzosamente, seguramente hoy optaré por la biblioteca, aprovechando que devolveré cuatro libros que no leí por las tareas de la semana pasada y que debo buscar otros títulos sobre el paisaje musical que me encomendó el Dr. Contreras para mi ensayo final del curso.

Me dí cuenta de que las puertas que no pude abrir estuvieron cerradas porque el agua de la lluvia se mete a los edificios por ahí. Ya estoy en casa y no ha dejado de llover



lunes, 18 de octubre de 2010

Las segundas partes nunca fueron mejores, pero la tercera es la vencida

Si yo fuera antropóloga, este sería mi diario de campo. Habría venido a estudiar a la comunidad de estudiantes de El COLEF y escribiría una amplia etnografía sobre sus costumbres: "Antropología de la Maestría en Estudios Culturales: la otra experiencia". Diría que al principio me dió miedo integrarme a la comunidad, sólo pensar en el hecho de compartir un departamento entre varios, convivir, con lo antisocial que soy, con lo intolerante y luego poner cara sonriente para no ser desagradable y si me fastidiaba aislarme por el resto de mis días en mi cuarto porque no podía quejarme o correr a algún lado como en mi casa, o sentir que no podía moverme amis anchas o soportar las reuniones y fiestecitas de los otros porque tenían el mismo derecho que yo y que yo no quisiera aprvecharlo era mi problema. No. Qué sacrificio. Y con lo placentero que debía resultar hacer una maestría, pues jajajajajajajaja porque todo me fue restregado en la cara por no hacer a un lado los prejuicios, y de cualquier forma no pudo haber sido diferente. Debo reconocer que la persona que me ayudó a llegar hasta aquí con todas las comodidades del mundo cumplió su función, pero se acabó el ciclo. Luego pues de un par de meses, heme aquí, en medio de la nada, ni aquí ni allá. Y, sin embargo, continúo aceptando los cambios en mi vida, acepto la experiencia porque no me queda otra. Bueno sí, escribir a detalle. Los lunes son sencillamente gloriosos, me saben a ENAH en toda la expresión de las siglas, pues nuestro profesor es el Dr. Olmos, un antropólogo de la ENAH que me hace la vida simplemente sublime. Es el primero que nos permitió desarrollar nuestras porpias ideas por escrito, no quería que nos apegáramos al autor del texto que teníamos encomendado leer, sino que aportáramos nuestras opiniones. Es un ejemplar digno de enaltecer porque lo que es la profesora del martes, la Dra. Odgers, bueno, simplemente me ha conflictuado, mi cerebro no funciona con esquemas, no e snada personal, sólo es cuestión de síntesis. Lo más que obtuve en mis reportes de lectura obligatorios de cada sesión fue 8 y atascado de comentarios sobre lo ambiguo y la impertinencia de mis ejemplos. Es que nadie le dijo que no todos somos como ella, afortunadamente, que no todos pensamos en sulógica y que además no nos interesa. el primer 7 me conflictuó profundamente, pero mi autoestima lo justificó de inmediato: tú no concibes como ella, no te gustan los esquemas, no es tu culpa, es tu propia forma de aprender y no coincide con lo que ella impone y menos si lo impone. Nunca obtuve más de 8 y me alegra, entre más lejos de su estructura de pensamiento esté, mejor. Cuando luché contra mí misma para obtener un 9 me fui hacia abajo en las otras materias que no me imponían apegarme al autor sino desarrollar mi sistema reflexivo. Afortunadamente el rito cesó al poco tiempo y esperamos a la otra Dra. que daría la segunda parte del curso de teoría sobre Identidades y Patrimonio, Ana Lilia Nieto, una historiadora, novata, muy inteligente pero muy insegura, me dió esa impresión. Los miércoles son muy gratos: Introducción a los Estudios Culturales con la Dra. Marlene Solís y Teoría sobre Estpacio y Fronteras con el Dr. Camilo Contreras, casi siempre por videoconferencia desde la sede del COLEF Monterrey, mucho trabajo, es el día más pesado porque debemos entregar 3 controles de lectura y a veces los textos son en inglés, pero así es El COLEF. Luego, los jueves repetimos Identidades y Patrimonio, más relajado desde la llegada de Ana Lilia. Y el viernes, que no significa el fin de semana ni el viernes social, porque casi todos los sábados debemos ir a reponer alguna sesión de la semana o incluso ir a trabajo de campo improvisado. Entonces los viernes teníamos unas sesiones maravillosas con la Dra. Olivia Ruiz sobre Epistemología en el mejor auditorio del colegio, pero ya terminaron las sesiones de base, ahora en nuestra aula nos imparte Métodos de Investigación I el Dr. Luis Escala, coordinador de nuestra maestría. Todo cambió desde el viernes pasado. Si de por sí no teníamos espacio para el ocio pues ahora menos, todo el curso incluye textos en inglés y son tan extensos como la migraña que tengo últimamente. Parecida a las tres primeras semanas de bienvenida, donde nos dieron un curso propedéutico saturado de matemáticas al borde del vómito. Yo, en lo personal, nunca entendí la función de semejante blasfemia: matemáticas intensivas para qué, es más aún no entiendo para qué Métodos de investigación, si todo se aprende en la práctica. No hay un modelo establecido para los estudios cualitativos, sé que no servirá mucho, y en especial para los compañeros que no se titularon con tesis, será aún peor su pérdida de tiempo, pero así es este sistema y uno sólo puede ser amable con el rito de paso o mejor dicho: flojito y cooperando, dolerá menos. Por el momento sólo puedo compartirles que es un fenómeno my interesante esto de la comunidad migrante esudiantil, observar cómo cambiamos de función en cada espacio: somos unos en clase, en casa, en la calle, en el autoservicio, en el transporte. Para mí lo más raro es vivir con dos compañeros que se la pasan recluidos en sus habitaciones y chatear con ellos de cuarto a cuarto, no socializamos en el comedor, sólo excepcionalmente; o verlos en el COLEF y sentir que son otros, en clase marcamos distancia, yo en especial apra no fastidial al compañero, luego salir del colegio y sentir que son otros, irnos a casa y ver cómo nos convertimos en alguien diferente. Encontrar a otros en la lavandería los fines de semana y percibir lo diferentes que somos en la vida común, sin mencionar que todos nos reinventamos aquí, ninguno anda en las fachas que andaba en su casa cuando lavaba o iba al mercado. Parecen múltiples dimensiones en una misma persona: yo, mi roomie, el otro, el de otra maestría o el que atiende la cafetería. Curiosamente a la hora que yo visito la playa, algún día que puedo escaparme a caminar, no veo a nadie del Colegio, creo que soy la única vagabunda nocturna...

This is my Tijuana Dream


De la ENAH a El COLEF hay un largo camino, un extenso desierto, un camino espinoso. Hay, antes de todo, una frontera: partir o no partir, he ahí el dilema. No quedan muchas opciones cuando una no satisface sus necesidades en el lugar de origen. Hay que salir a buscarlas en la tierra prometida. Rumbo al norte. En la ENAH no había tecnología en ninguna parte, todo era tradicional. En el COLEF todo es tecnología: la primera vez que visité El COLEF habían tres edificios, mis referentes de habitante de la ENAH me hacían conectarlos espacialmente. La diferencia era que en la ENAH yo tenía a la pirámide de Cuicuilco a un lado, atrás la Plaza Inbursa de Carlos Slim, en frente la sala Ollin Yolistli, al fondo el pueblo de Tlalpan y en el otro frente el Periférico. El COLEF estaba en medio de la nada, aparentemente, sobre la carretera panorámica, con vista al desierto y al océano. Ambos espectáculos singuales. Después vino la catarsis. Salir de la ENAH fue enfrentar la primera realidad: el mercado de trabajo de una historiadora sn título. El campo del Periodismo y la Comunicación me abrió paso al Radio, la TV y la Internet, algo que no conocí en la ENAH y que sería mi pase de entrada a El COLEF. Gracias al gremio de la tecnología inicié interconexiones neuronales más complejas. Al fin de esa etapa ingresaría a un corto periodo de preparación: la radio libre por internet, donde los inciadores no eran periodistas ni comunicdores, sino historiadores y antropólogos. Las contradicciones de la historia son infinitas. Al poco tiempo estuve lista para dar el gran paso. Tijuana me recibió. Mi camino estuvo lleno de experiencias. Tijuana se encargó de darme la bienvenida. Tijuana me condenó, Tijuana me salvó. Hoy leemos documentos electrónicos, escaneados y enviados a nuestro correo electrónico. La asistente de la maestría nos envía el material de cada profesor con el programa del curso. Algunas veces son los propios profesores quienes nos circulan un CD con los textos escaneados. No leemos nada impreso, todo es electrónico. Tenemos estacionamiento, cafetería, comedor, estancias, cubículos, bilbioteca, salas, aulas, auditorios equipados con pantallas gigantes, proyectores, internet inalámbrico. Todos usamos laptops, a veces recibimos clases por videoconferencia mediante el uso de Webex, existe transporte del Colegio a los principales puntos de convergencia de la comunidad de estudiantes y trabajadores. En la ENAH hubo un intento de transporte llamado ENAHBUS, costaba $2.00 de la escuela al metro Ciudad Universitaria, sólo salía a las 8:00pm y 9:00pm, según recuerdo. En la ENAH teníamos espacios como La Marimba y El Lagartijero. Espacios de libertad, donde todo era legal o si no legítimo. El COLEF no conoce eso, irónicamente. No anhelo el pasado, no idolatro el presente, sólo es mi memoria tratando de convencerse de que sólo son cosas diferentes, no mejores ni peores.






¿Alguna vez les he dicho que desde niña veía al mundo como un teatro? para mí hasta lo que me sucede parece una puesta en escena ante mis ojos. Los humanos son actores de una obra que construyen cada día. Cambian de guión, cambian de personaje. Soy esencialmente una espectadora, incluso si actúo puedo observar mi escena. No sé si sea una capacidad que desarrollé para evitar el dolor que me causaba la vida. No quiero decir que sea insensible, sino al contrario, mi hipersensibilidad me crea la necesidad de sobrevivir. Siempre he visto al mundo detrás de un parabrisas. De otra manera no lo soportaría.





THIS IS MY TIJUANA DREAM





Tijuana es como un retén




viernes, 8 de octubre de 2010

La Gran Teoría

De donde vengo la tierra se desmorona. En la tierra en la que vivimos todo se desmorona. La tierra árida se desgaja. Donde vivimos tratamos de detenernos de las piedras, pero resulta inútil. Todo se desmorona. Es un terrón y es pólvora. No hay un precipicio firme. Todo deja de existir.



¿Qué significa migrar? Seguir un sueño, despertar y enfrentar la realidad. ¿Qué significa vivir en la frontera? Atravesarlas de una en una constantemente, por cualquier medio que esté a nuestro alcance. ¿Por qué siempre busco significados para cada cosa? Es un mal hábito que debo remediar. ¿Han notado que siempre queremos darle un significado a lo que nos pasa? ¿Y qué pasa cuando la realidad nos gana? ¿Y qué sientes cuando para encontrar lo que buscabas te diste cuenta de que no era el camino que seguías? ¿Qué pasa cuando creemos? ¿Qué sucede cuando confiamos? ¿Y qué si dejamos de creer, si ya no buscamos un significado, si el desencanto nos invade, si lo exótico se nos torna cínico? Dejamos de buscar significados a las cosas o a los hechos, el significado emerge de cada paso dado, de esa tierra lejana llamada realidad.
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Han pasado dos meses, de Michoacán a Tijuana, recuerdo que aún hace un mes todo me sabía dulcemente terso. Sábanas de satine, alfombras turcas. Recuerdo incluso que todo lo veía maravilloso: el paisaje, las personas, las cosas... todas las cosas tenían una esencia digna de fotografiarse, digna de descrbirse a detalle, de adornarse con palabras en el lenguaje cotidiano. Aún me flajelaba el alma ver el constante cruce de migrantes en la frontera México-EU. Aún me producía escalofrío observar a la patrulla fronteriza todos los días desde la playa de Tijuana, los retenes militares, los operativos federales en las carreteras, la vigilancia. Poco a poco se ha desvanecido mi sensibilidad, poco a poco se ha difuminado mi enfoque histórico. Paulatinamente, mi vida personal se ha convertido en un caos que parece infinito. Ya no tengo cerca mi hogar, sin mencionar que mi mascota falleció hace unos días. RIP Godzilla. En unos días cambiaré otra vez de vivienda, migraré hacia la red de estudiantes que por aislarme de ella mi vulnerabilidad se intensificó. Me insertaré en la dinámica de ayuda y cooperatividad colectiva de mi nueva comunidad. Mala decisión no hacerlo desde un principio, pero cómo saberlo, si tenía certezas, certezas basadas en ilusiones perseguidas desde años antes. Sueños de una etapa de vida saturada de necesidades emocionales. A veces vivo bajo tanta presión que pierdo la nóción del tiempo. Mi tiempo, mi historia. Entraré en un proceso de recuperación de mi historia personal, donde todo ha cambiado de significado. Ahora tiene matices de realidad, una que no conocía hasta apenas hace un par de semanas. Antes creía que las personas podían cambiar, en efecto, comprobé que sí cambian: cada día son peores. Aún me queda una esperanza en mi vida profesional, aunque ya no espero mucho.
En mi comunidad de estudiantes migrantes hay inconformidad, incomodidad, incertidumbre, al borde, en el límite, en la frontera en el sentido más extenso de la palabra. No tenemos lo que venimos a buscar: materializar nuestros ideales. Hoy nos organizamos para discutirlo entre nosotros en un ambiente informal. Yo no iré, me quedé a reorganizar mi memoria, por eso escribo aquí, porque no he encontrado el tiempo ni el espacio para recuperar mi memoria. Al paso de los días y las horas todo se ve más lejano: la beca de Conacyt, el espacio privado de estudio, el aula de clases asignada por El Colef, la credencial de estudiante para obtener los descuentos de la librería y préstamos bibliotecarios, un tutor, un director de tesis; o entregar las tareas, cumplir con la asistencia, participar en clase, llegar a tiempo, seguir las reglas. Y entre todas estas promesas y obligaciones están los planes de vida de cada uno. ¿Por qué llegamos aquí? ¿Qué nos trajo hasta aquí? El imaginario individual y el colectivo, aunque la realidad nos lleve a otras consecuencias, imprevistas. Yo llegué aquí guiándome por mi intuición, leyendo señales, siguiendo signos, signos que no sé si fueron pensados, razonados, hilados lógicamente, basados en algo que no fuera sólo mi creencia. La Epistemología nunca fue lo mío y ahora lo compruebo. Pensé en la familia y no fue como lo imaginé, pensé en la pareja y mucho menos, de la amistad ni hablemos. ¿De dónde me sostengo ahora? No quedan muchas opciones por el momento. Prefiero pasar dos horas escribiendo que conviviendo, aunque la psicóloga diga que las ratas que interactúan con más ratas desarrollan mejores interconexiones neuronales, o como se dice: un nivel más complejo de elaboración cultural.
¿Es así como experimenta un migrante?
Lejanía, vacío, cambios imprevistos, vulnerabilidad en potencia, y poco a poco una adaptación al medio hostil...



















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