Hoy lloré todo el día, cuestión poco extraña pues ya debes haberte acostumbrado a la humedad ocular que derramo todas las noches por esas cosas a las que te gusta llamarles nada.
Creo que mis lágrimas tienen un efecto curativo, no como los famosos milagros, no, tienen un efecto sedante del dolor acumulado durante tiempo atrasado, cambian de sabor y de color conforme cambian mis pensamientos, cada lágrima sabe diferente, podría pintar un lienzo con ellas. En él pondría el nombre de los voluntarios e involuntarios que las provocan.
Con ellas calmaría las penas de otros, también las tuyas, aunque me gustaría más dejar que llegaran a tus sueños, que se metieran por tus oídos y no escucharas más que un lejano lamento que te repite que estaré mejor lejos. Me gustaría que se metieran a tus ojos y te dejaran ver lo que llevé dentro, lo que nunca encontraste, lo que nunca buscaste. O que llegaran a tu interior y te llevaran camino desconocido, a domicilio conocido, donde nunca llegaste.
Me gustaría ver cómo lavan toda la ciudad, como un grito y su eco hechos agua, con la fuerza de todos los océanos juntos en luna llena. Ojalá sólo sepas que no lloro por ti, como lo dijiste alguna vez. Que todas juntas lleguen a quien deben llegar para que logren oír, ver y saber.
Y ya que no quisiste mis lágrimas, me las quedo yo, que a mí me sirven, por ellas oigo, veo, siento y puedo saber lo que tú no.
Escucho cerca la lluvia, me está llamando, me tengo que ir.
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