Morgue Clandestina

viernes, 8 de enero de 2010

La madre que parió a todas las musas





















Los doce Titanes olímpicos fueron liderados por el más joven, Crono, quien derrocó a su padre, Urano, a instancias de su madre, Gea. Engendraron una segunda generación, con quienes se enfrentaron en la Titanomaquia. A partir de entonces, los dioses le pidieron a Zeus crear divinidades capaces de cantar el nuevo orden establecido en el Universo.


Disfrazado de pastor, nueve noches se unió con ella, subiendo a su lecho sagrado, lejos de los Inmortales. Y cuando ya era el momento y dieron la vuelta las estaciones, con el paso de los meses, y se cumplieron muchos días, nueve jóvenes de iguales pensamientos, interesadas solo por el canto y con un corazón excento de dolores en su pecho, dio a luz aquélla, cerca de la más alta cumbre del nevado Olimpo.

Mnemósine, hija de Gea y Urano, hermana de Kronos y Okeanos, sabe todo lo que ha sido, es y será; posee el conocimiento de los orígenes y de las raíces, poder que traspasa los límites del más allá. Personificación de la memoria y madre de las nueve musas.

En Lebadea, ciudad de Beocia, existía una fuente con su nombre de donde tenían que beber los asistentes al oráculo de Trofonio para tener acceso a la revelación.

En las regiones del inframundo, en el oscuro reino de Hades, existía también una fuente de Mnemósine, a la cual se le oponía la de Lete, el río del olvido, del cual bebían los difuntos para olvidar su vida terrena; los muertos son aquellos que han perdido la memoria.

De la unión de los arquetipos del inconsciente colectivo (divinidades) con la memoria se producen las artes, la inspiración y las manifestaciones de cultura. Las musas eran sabias porque conocían todas las historias y con base en el conocimiento procuran el olvido de los males y el fin de los pesares.



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