Morgue Clandestina

miércoles, 27 de enero de 2010

Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia



Ave María Purísima: me acuso de ser yo por todas partes. Ser puta es como bailar: cuestión de agarrar el ritmo. No sabes dónde estoy. No puedes verme. No te imaginas todo lo que estoy haciendo mientras hablo. Podría estar desnuda mirando tu foto, o metida en la cama con un güey que me besa las piernas en perfecto silencio. El cuerpo de Judas: Amén. Señorita: queda usted condenada a ser la bruja de este cuento. Judas, ve a arreglar tus asuntos.



Las historias de pactos con el diablo siempre cuentan lo mismo: alguien lo llama, él llega y luego no hay ni cómo correrlo. Los diablos no toleran una falsa alarma. Superman y Wonderwoman eran insultantemente distintos, por más que los primeros días hicieran cualquier cosa por sentirse iguales ¿Nunca has tratado de caber en una postal de esas? No te lo recomiendo. Por más que se disfrace, el demonio no cabe en las postales. El demonio se te aparece cuando te propusiste que tu vida parecería tarjeta postal. Wonderwoman necesitaba probar su kryptonita: puros hijos de puta con aliento a azufre. Como que el egoísmo y la inconsciencia se llevan bien. Y el ocio hace la tercia. Ok, ya tienes todo lo que alguna vez soñaste, ¿y luego? Qué lástima que mis mejores sentimientos me hagan vomitar. La gente se enamora y no vomita, por eso se envenena. Andaba buscando algún buen reemplazo de Superman. Un Batman, un Spiderman, un Silver Surfer. Pero esas cosas solo pasan en el cine. Creo que andaba en busca de una nueva película.



Bonita reina salí, tirándome a los pinches lacayos para que no me quiten mi corona. Pero antes cobro diez mil pesos por ahogarme entre la mierda que recibir cincuenta por limpiarla. O doscientos por comértela, que es lo que muchos prefieren. Apenas les das un trato de persona y te pasan las cuentas de sus traumas. Como si no sufriera una de los mismos calambres. Nunca he visto un periódico que diga: Solicito lacayo. No sé de dónde salen tantos con la ele en la frente.


Toda la gente que se propone enderezar al mundo lo que en realidad quiere es enchuecarlo a su medida. No hay nada más torcido que un enderezador. Nunca pude evitar que me dijeran malagradecida, pero tampoco puedo ser de otra manera. Sirvo para espantar a la gente, no para retenerla. Cuando retienes algo necesitas cargarlo, o guardarlo, o esconderlo, y yo para las dos primeras cosas no sirvo. ¿Quieres que algo se pierda? Dámelo a guardar. ¿Que se caiga? Pídeme que lo cargue. Como querer cargar a un gato callejero. Mejor me voy antes de que un gañán me mate a punta de gargajos.





No olvides que no existo


Xavier Velasco - Morgue Clandestina

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