Morgue Clandestina
jueves, 22 de abril de 2010
Sol declinante
Fue como un milagro; sí, ante nuestros ojos y en el tiempo de un suspiro, todo el cuerpo del conde Drácula quedó reducido a polvo, desapareciendo por completo.
Para gozo de mi vida entera, en el momento de la disolución suprema, una expresión de paz se extendió por aquél semblante, una expresión que jamás creí posible se retratase en él.
El castillo de Drácula se destacaba sobre un cielo muy rojo, y la luz del ocaso dibujaba cada una de sus piedras en sus desvencijadas almenas...
Diario de Mina Harker
DRÁCULA
Bram Stoker
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